domingo, 14 de julio de 2013

Saber vivir

Durante estos días le he estado dando vueltas a la idea de si realmente sabemos lo que es vivir y si por lo tanto somos capaces de transmitírselo a nuestros hijos como los miembros de las tribus antiguas eran capaces de hacerlo hacia las personas que integraban su comunidad. Creo que se ha falseado bastante este concepto pues ha sido objeto de campañas de marketing publicitario sobre todo de bebidas alcohólicas invitando al individuo a asociar vida con la deshinibicion que te da el alcohol, esa emoción efímera de alegría que desaparece al alba y con ella las ilusiones, proyectos y amigos que te acompañaron durante ese momento. Así mismo todos hemos sido testigo de, a lo que vulgarmente se le ha llamado "saber vivir" durante la década de la cultura del pelotazo, de la que estamos desgraciadamente sufriendo actualmente sus consecuencias. En ese contexto sabía vivir aquella persona que trabajaba poco, ganaba mucho y presumía de ello gastando el dinero en actividades y ocios superficiales cuyos placeres duraban hasta que el dinero se agotaba.  ¿Que queda ahora de todo ello? Tenemos que reconstruir como podamos una sociedad y una cultura que ha perdido la esencia del saber vivir para poder comenzar a transmitir un nuevo concepto a nuestros hijos y miembros de ella. Me apena enormemente ver a muchos jóvenes volver a las ocho de la mañana de botellones donde solamente les ha servido para malgastar dinero, tiempo y salud. ¿Es que no tienen otra cosa mejor que hacer para divertirse y sentirse vivos? Los jóvenes necesitan ideales, proyectos de vida que les hagan sentir y que les hagan acercarse a la realidad, no apartarse de ella, ¿somos capaces de ofrecérselos con nuestros ejemplos de vida? Ya es hora de que cambiemos si queremos que nuestros hijos cambien, no basta sólo con trabajar si no que es preciso compartir con ellos el placer de realizar un trabajo bien hecho, que pueda reportar un servicio a nuestra comunidad y no solamente sirva a nuestro interés personal, con el único objeto de ganar dinero para gastar o malgastar en posiblemente cosas o actividades que no nos hagan felices. Que vean que en nuestro tiempo libre les dedicamos tiempo y cariño a nuestros padres, sus abuelos. Que nuestros amigos son amigos de verdad, con los que pasamos ratos buenos y también malos. Que la vida está llena de claroscuros, de risas y llantos, en definitiva de emociones, que hay que vivirla en todos sus aspectos no solamente aquellos  a los que llamamos buenos y alejar los malos; éstos vendrán aunque queremos evitarlos pues forma parte de la vida y por lo tanto saber vivir es saber aceptarlos y sentirlos
y aprender todo lo que nos puedan enseñar para seguir adelante.