martes, 15 de abril de 2014

El muro


Ya se para qué estas ahi, mi muro, construido con tesón desde pequeña, al principio con ladrillos pequeñitos, de caramelos, de turrón, de pistachos, para ir afianzándolo con ladrillos de barro, que progresivamente se transformaron en hormigón, imposible de atravesar ni por el más tibio rayo de sol. De esta forma me protegias y defendías de los ataques que a buen seguro llegarian del exterior. Me sentía segura al saber que siempre estabas ahi, me atrincherada tras tus murallas y de esta forma miraba por pequeños ventanales lo que ocurría al otro lado. Observaba a los demás, a mi madre, mis hermanos, amigos y conpañeros y me permitía desde la distancia formular opiniones y juicios criticos sobre todo y todos. Creci a tu sombra, muro inexpugnable,!me dabas tanta seguridad pero tan poca independencia! me reusultaba muy pesado tener que ir a todos lados contigo. A veces en una alarde de inusitada valentia osaba abrir la puerta y salir, entonces me invadia una sensacion de libertad  que empujaba a saltar, correr, gritar, bailar, besar y abrazar a todos cuanto me encontraba en el camino. Sentia, lo más inportante era que sentia: la brisa del mar, el calor del sol en mi piel, el olor a tierra mojada, era un delicia sentir, simplemente sentir, respirar. Eran momentos de autentica felicidad que duraban poco pues de golpe algo o alguien me recordaba mi torpeza, mi vulnerabilidad y me volvía de nuevo a encerrar en mi castillo donde apenas podia sentir ni amar pero en el que nadie me podía mirar.

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