domingo, 10 de agosto de 2014

La sinceridad


Hermosa palabra que pienso que no está siendo muy valorada últimamente en nuestra sociedad. Estamos viviendo en una  época donde impera el mundo de la mentira, quienes mas y mejor mienten son los que triunfan. Es para volverse locos pues quienes nos hemos educado en unos principios y valores éticos y morales donde la sinceridad es un valor reconocido no sabemos desenvolvernos en este mundo de mentiras. Pensamos ingenuamente que la sinceridad es un valor universal compartidos por todos y depositamos nuestra confianza en personas que con grandes dotes de manipulación nos venden su amistad y confianza a base de grandes mentiras. El principal y mayor problema que creo reconocer es que estas personas no sólo mienten a los demás se mienten a si mismas. Nadan en un mundo emocional desconocido para ellos y llenan sus enormes vacíos con grandes mentiras, fantasías, que nada tiene que ver con la realidad.
De esta forma cómo vamos a poder lidiar desde nuestra sinceridad con la insinceridad de la sociedad actual?? No nos llevara esta confusión a desconfiar de todo y de todo, a aislarnos y ser fruto de inventadas patologías mentales creadas por la gran mentira de la psiquiatría actual con sus multinacionales farmacológicas al frente, que nos venden sus productos para calmar nuestra ansiedad y trristeza que se atribuye a problemas genéticos, biológicos determinados al nacer y ante los cuales no podemos hacer nada??? 
Si optamos por el mundo de la mentira para adaptarnos mejor a esta sociedad, acaso quizás más tarde no acabemos agotados de luchar contra nuestras propias emociones pues en el fondo de nuestro ser sabemos que algo va mal y sucumbiremos de nuevo ante la panacea de la industria farmacologica? 
O bien no necesitaremos tomar metanfetaminas y antidepresivos para poder vivir como autómatas antes las enormes exigencias y demandas que esta sociedad consumista ejerce sobre nosotros.
Parece que estamos condenados :al final el camino es la medicación para soportar esta alienación o pararnos en seco y trabajar como un minero hacia nuestro interior para redescubrir la importancia de ser sinceros con nosotros mismos para vivir con coherencia y honestidad.  Para ello tenemos aún nuestra capacidad de elección





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