Amar o querer, ¿qué elegimos?

Y abro este post con el Titulo: Sin ti no soy nada

Pasada ya la época romántica en el que las mujeres nos habiamos tragado la historia de que ibamos a ser completadas cuando encontraramos a nuestro principe azul, decepcionadas de que ese hombre idealizado no solo no nos completa sino que a veces es una carga para nosotras -no siempre claro está-  y lo que es más gracioso es que en numerosas ocasiones somos nosotras lo que los completamos a ellos : asumimos que somos nosotras las que fallamos, somos culpables de los problemas domésticos, somos las que tenemos que cuidar a ancianos, niños y enfermos y procurar ni enfermar o si lo hacemos dejar la casa controlada y organizada para evitar malestares familiares y que no se nos note que estamos mal para que todos sigan felices, contentos y comiendo perdices. 

Claro con este equívoco de que el hombre es perfecto gracias a que nosotras asumimos todos los males pues acabamos agotadas y hemos entrado en la era de que hay otro elemento que hemos pasado a considerar esencial para sentirnos completas y asumir esta enorme cantidad de nuevos roles. Las multinacionales farmacológicas han dado en le clavo al llamar a los antidpresivos la pildora de la felicidad y se ponen las botas con el elevadisimo consumo que de estas preciadas pastillas y sus hermanas, los ansioliticos hacemos las mujeres. Segun la bibliografia consultada, las mujeres triplicamos a los hombres en el consumo de estas sustancias. Hemos cambiado la pastilla por el romanticismo y ahora si que cabe que digamos al tomarnos ese hipnotico para dormir o ese antidepresivo para seguir tirando, guardar las apariencias y cubrir las expectativas y deseos de los demas: querida pastilla: SIn ti no soy nada......